A continuación un extracto de una entrevista realizada a Gustavo Máñez, Coordinador de Cambio Climático en la Oficina para América Latina y Caribe de ONU Medio Ambiente, acerca del informe titulado: “La Recuperación Post-COVID19”, publicado recientemente gracias al aporte, entre otros, del programa EUROCLIMA+ de la Unión Europea.
Una vez que los estados de América Latina y el Caribe hayan abordado la emergencia sanitaria, la región se enfrentará a un período de depresión económica. Sin embargo, esta emergencia plantea también diversas oportunidades para encaminar a la región hacia vías más sostenibles y resilientes. A continuación un extracto de una entrevista realizada a Gustavo Máñez, Coordinador de Cambio Climático en la Oficina para América Latina y Caribe del Programa ONU Medio Ambiente, acerca del informe titulado: “La Recuperación Post-COVID19”, publicado recientemente gracias al aporte, entre otros, del programa EUROCLIMA+ de la Unión Europea.
¿Por qué los gobiernos de América Latina y el Caribe deberán integrar la sostenibilidad ambiental en sus planes de recuperación económica?
Es claro que los planes de recuperación económica después del COVID-19 necesitarán grandes cantidades de recursos, lo que aumentará la ya elevada deuda de la región. Pero esta pandemia nos está enseñando que hoy más que nunca necesitamos incorporar soluciones sostenibles y “a prueba del clima” para mejorar la resiliencia de nuestras sociedades y prepararnos mejor para el futuro.
Una vez logremos salir de esta situación de salud pública, se tendrá que reactivar la economía y la gran mayoría de los países deberá realizar inversiones multimillonarias, inversiones como no las habíamos visto antes en la historia.
Hay que mantener a la gente trabajando, hay que mantener los ingresos, pero hay que dimensionar también la realidad de la crisis climática en la que vivimos. Los efectos actuales y previstos del cambio climático son reales, permanentes y cada vez con mayor intensidad: sequías, inundaciones, huracanes, pérdidas en la producción agrícola, pérdidas de energía y exposición a un aumento de las pandemias. Entonces, cómo hacer para activar la economía y a la vez generar acciones que nos protejan del cambio climático, es una oportunidad UNICA que tenemos. De ahí la necesidad de integrar la sostenibilidad en los planes de recuperación Post-COVID.
¿Podría describir las principales soluciones climáticas que se necesitan integrar a estos planes de recuperación?
Hemos hemos priorizado cinco acciones que buscan ayudar a los países a responder de forma integral. Me refiero a activar su economía, a generar empleos decentes a través de promover tecnologías y prácticas que nos protegen contra el cambio climático.
La primera de ellas tiene que ver con la “Eficiencia Energética” y las “Energías Renovables”. En nuestro último informe de América Latina titulado “Carbono Cero”, calculamos que si toda la generación eléctrica se realizara mediante energías renovables, podríamos generar alrededor de 35 millones empleos en toda la región latinoamericana. Esto no sólo evitaría emisiones de CO2 sino que al mismo tiempo dinamizaría la economía con empleos que son bien remunerados.
Además, la energía renovable y la eficiencia energética son tecnologías que generan electricidad con menos costos. Entonces, es totalmente injustificable volver a las inversiones en fósiles.
Gracias a las tecnologías ligadas a la eficiencia energética, la región podría ahorrar en facturas de electricidad cerca de 8.000 millones de dólares para 2030, creando mucho empleo decente y activación económica.
La otra solución que debemos incorporar es la movilidad eléctrica. Tenemos que garantizarnos un aire puro y lo lograremos si somos capaces de electrificar las flotas de transporte, tanto públicas como privadas.
En estudios recientes de la Universidad de Harvard se ha demostrado la vinculación que existe entre las muertes por COVID-19 con las ciudades altamente contaminadas. Entonces, no sólo tenemos que hacer esta transición para mitigar el cambio climático, sino que además debemos mejorar la calidad del aire y aumentar nuestra resilencia ante futuras pandemias.
¿A qué tipo de calles vamos a volver después de las cuarentenas? Lo que teníamos antes eran calles contaminadas que nos hacen vulnerables ante la pandemia.
Sólo con una transición integral hacia transporte eléctrico la región podría generar unos 5,3 millones de empleos. Un escenario de electrificación del 100% del transporte en la región para 2050 reduciría la demanda total de energía en casi 2.000 millones de barriles de petróleo, lo que equivale a la demanda de todo Canadá. La electrificación del transporte por carretera en toda la región ahorraría 369.000 millones de dólares para 2050 porque reduciríamos los costos de combustible y de operación al ser el carro eléctrico 3 veces más eficiente que el de combustión interna.
La tercera gran oportunidad que vemos, es con el tema de los subsidios a los combustibles fósiles en la región. Según los últimos datos, alrededor del 2% del producto interior se va para subsidios a los combustibles fósiles, que a su vez perpetuán el cambio climático.
La caída en precios del petróleo nos da también la oportunidad para eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. Podríamos ahora reorientar estos recursos a tecnologías de cero emisiones, como las energía renovables no convencionales. Podemos con estos recursos generar empleos verdes que además dinamizarían la economía. También es un buen momento para considerar el impuesto sobre las emisiones de carbono lo que aumentaría ingresos al Estado en un momento donde las arcas públicas de la región van a estar vacías.
La cuarta gran área tiene que ver con nuestros sistemas de producción agrícola, necesitamos ecosistemas saludables. La ciencia nos dice que el origen del COVID-19 tiene que ver con esa mala relación entre el ser humano y la naturaleza. Si ponemos en marcha técnicas o soluciones basadas en la naturaleza, podemos seguir teniendo productividad, pero manteniendo los bosques, manteniendo sistemas de cercas vivas, haciendo irrigación; estas medidas -entre otras- nos ayudarían a conservar el agua y estaríamos mejor preparados para afrontar el cambio climático, además de aumentar la productividad agrícola y por tanto la seguridad alimentaria
Finalmente, la quinta gran oportunidad está en las áreas urbanas, en nuestras ciudades. Alrededor del 80% de la población en América Latina y el Caribe vive en centros urbanos. Es aquí donde se van a sentir con mayor fuerza los efectos más graves del cambio climático. Entonces ¿cómo hacemos para que estas ciudades latinoamericanas sean más resilientes a la hora de soportar el incremento del nivel mar, a la hora de soportar inundaciones, huracanes, a la hora de soportar al aumento de temperatura, que mediante el efecto isla, son más intensos en las ciudades? Necesitaremos toda una obra de arquitectura e ingeniería verde, que además generará muchos nuevos empleos y nos hará más resilientes ante el clima y eventuales pandemias.
Ahora mismo estoy viendo desde mi casa aquí en la ciudad de Panamá todos esos tejados y enormes superficies de terreno inutilizados. Esos terrenos podrían estar produciendo productos agrícolas, o tejados cubiertos de paneles solares generando electricidad y enviando el exceso de la electricidad no consumida en cada edificio a la red; los propietarios podrían estar veniendo esa electricidad en la red y generando ingresos.
¿Como pueden apoyar los organismos internacionales a los países de América Latina y el Caribe para lograr con paso firme esta transición?
El Programa de la ONU para el Medio Ambiente estamos poniendo sobre la mesa cifras concretas sobre el beneficio que tendría cada país si hiciera esa transición en estas cinco grandes áreas. Estamos calculando cuántos empleos se pueden generar con la transición a la movilidad eléctrica, cuánto significaría en la dinamización del producto interior bruto anual, y cuánto aumentaría la competitividad de las empresas en la región? Estamos explorando cuáles son los vínculos entre estos planes de reactivación económica y esos compromisos climáticos, que la gran mayoría de los países van a presentar para finales de este 2020. Estos planes no pueden verse de una manera independiente a esta reactivación económica post COVID-19, puesto que los fondos públicos se van a ir a la reconstrucción y tenemos que vincular esos planes con esta reactivación económica. Y ya lo estamos haciendo en algunos países de la región.
Ahora bien, ONU Medio Ambiente, es parte de EUROCLIMA+, y este programa de la Unión Europea está llamado justamente a apoyar a los países en materia de cambio climático.
Es claro que la Unión Europea busca colaborar con Latinoamérica en encontrar soluciones climáticas y sostenibles. Además, no hay que olvidarnos que la Unión Europea está dando unas señales súper claras al vincular esta reactivación económica al Pacto Verde, el “Green Deal Europeo”, y que el Green Deal sea el pilar fundamental para la recuperación post COVID-19 en Europa. En la Unión Europea ya se han dado declaraciones ministeriales en ese sentido, la misma Presidenta de la Comisión Europea Ursula Gertrud von der Leyen, lo ha dicho también.
Entonces todo ese conocimiento de enfoques, de tecnologías, de modos de hacer las cosas en Europa volcado al diseño de soluciones aterrizados al contexto latinoamericano es algo que debemos aprovechar. En EUROCLIMA+, agencias como CEPAL, ONU Medio Ambiente y otras 5 agencias europeas estamos llamadas a contribuir en este contexto. Y en este sentido para nosotros es vital dar una respuesta integrada. Podemos apoyar no sólo en diseñar esos planes de reactivación económica post COVID-19 de una manera climáticamente inteligente, sino ligar también inversiones concretas a través de banca multilateral europea; por ejemplo, el Banco Europeo de Inversiones, que es una entidad europea, el banco multilateral de desarrollo más grande del mundo y que podría invertir concretamente en estas 5 grandes áreas de oportunidad, por ejemplo.
EUROCLIMA+ tiene la capacidad como cooperación europea de traer a todos los actores europeos junto con las Naciones Unidas, y dar soluciones concretas y adaptadas a las necesidades de la región.
Fuente: Euroclima+