Estudio de la Agencia de Sostenibilidad Energética busca entregar mayor información en este tema para contribuir a la toma de decisiones y a la promoción de la competencia en este ámbito.

Los costos totales de un proyecto de infraestructura de carga para vehículos eléctricos en promedio van desde $1.707.077 hasta $40.813.109, lo que está condicionado a las potencias que se utilicen, según indica el estudio de “Análisis de Costos de Infraestructura de Carga para vehículos eléctricos en Chile”, realizado por la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE).

El trabajo indica que los costos aumentan a medida que la potencia aumenta, por lo que categoriza este ítem con los rangos de potencia, donde el costo promedio de una instalación de 7 kW es de $1.707.077, mientras que de 11 a 22 kW es de $9.432.217. Para un punto de carga de 44 kW el costo llega a $10.256.649, en tanto que entre 50 y 60 kW se empina a $40.813.109.

Análisis

“Los resultados muestran los costos promedio, pero también, la dispersión de costos en cada categoría. Una parte de esta dispersión es justificable por el tipo de cargador o las condiciones de la instalación, por ejemplo, el largo de canalizaciones o superficies a intervenir. Sin embargo, también observamos diferencias de precios en instalaciones muy similares. Esta variabilidad podría atribuirse a que los proveedores tienen distintas estrategias comerciales y/o costos internos”, sostiene el estudio.

El objetivo de la investigación es entregar información referencial sobre los costos de los cargadores de vehículos eléctricos, dado el aumento que están experimentando estas instalaciones en el país, por lo que la idea es “sistematizar y entregar información sobre costos de Infraestructura de Carga (IC) con el fin de disminuir las asimetrías de información y fomentar un mercado más competitivo”, afirma a ELECTRICIDAD Ignacio Rivas, profesional de la AgenciaSE que estuvo a cargo del estudio.

Y agrega: “Además de los costos de instalación y cargadores, en los proyectos de IC también existen costos que no están relacionados con equipos, materiales o mano de obra. Por ejemplo, costos de permisos, atrasos en solicitudes, gestiones de permisos para instalar en un lugar específico, gestión de conexión a la red eléctrica, modificaciones de proyectos por errores en información, entre otros. Estos costos, que denominamos “blandos”, son difíciles de identificar y cuantificar, y pueden generar retrasos de semanas, meses, o hasta más de un año en la ejecución del proyecto, impactando directamente en el costo total”.

Según el especialista, la idea es también “contribuir a que los actores interesados en la electromovilidad tomen decisiones más informadas, y promover la competencia en el mercado de IC”.

Descarga el estudio aquí.

Fuente: Revista Electricidad

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