Eficiencia en el uso de la energía, más competitividad y menos emisiones de gases de efecto invernadero son algunos de los beneficios que ofrece la norma ISO 50001 a las empresas que se certifican.
Una gestión energética eficiente es fundamental en un mundo de recurso escasos. Pero, además, es un pilar central para la competitividad y la productividad. En este ámbito, la certificación ISO 50001 entrega no solo una diferenciación a nivel de mercado, sino también una mecánica de trabajo que facilita que los resultados perduren y agreguen valor a las empresas que eligen certificarse.
“A la fecha, según el último catastro del Ministerio de Energía, existen 48 empresas con 105 instalaciones certificadas. Pese a esto, y considerando estimaciones más actuales, las organizaciones con ISO 50001 en Chile deberían ser más de 60 a lo largo de todo el territorio”, afirma Juan Pablo Payero, jefe de Industria y Minería de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE).
Según el ejecutivo, los sectores que más han implementado sistemas de gestión de la energía son manufactura, transporte y almacenamiento, y comercio y servicios. Pero el interés por certificarse va en aumento. “La norma ISO 50001 aporta al establecer un sistema de gestión de la energía que, en general, es muy útil en cualquier tipo de instalación o edificio, cuyos mayores impactos se producen en industrias debido a la gran cantidad de procesos que consumen energía”, explica el jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid.
De esta manera, se logra un sistema ordenado, con trazabilidad y manejo documentado del uso de la energía de los diferentes procesos. “Esto permite detectar desviaciones y hacer gestión sobre el consumo, logrando -en la mayor parte de los casos- una reducción del consumo de energía, debido a la medición y detección de funcionamientos inadecuados y la incorporación de mejoras en los procesos”, agrega el jefe de CES.
En definitiva, la aplicación global de esta norma internacional contribuye, según Guillem Pastor, CEO de Certhia, a un uso más eficiente de las fuentes de energía disponibles, a mejorar la competitividad, a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de otros impactos ambientales relacionados.
Los ahorros de energía obtenidos dependen mucho del tipo de industria. “Hemos conocido impactos de hasta un 29% de ahorro de consumo energético, aunque -en general- se logra entre un 5% y un 10% de ahorro por año”, detalla Javier Hueichapán, asesor técnico del Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética de la GIZ.
En tanto, los datos recogidos por la AgenciaSE han comprobado que las empresas que han trabajado con ellos desde 2018 pudieron lograr -en promedio- un ahorro anual de 3,5% del consumo energético, una cifra significativa según Juan Pablo Payero.
Derribando barreras
En opinión de Hueichapán, el proceso de implementación de un sistema de gestión de energía no es sencillo porque requiere de un importante trabajo previo en las organizaciones y, por supuesto, del compromiso de la alta dirección. “También se requiere capacitar a todos los colaboradores en temas de eficiencia energética, ya que toda la organización se debe involucrar en este proceso para su éxito”, afirma.
Para ello, la AgenciaSE cuenta con cursos disponibles en el sitio www.capacitacionenergetica.cl.
En este escenario, Patricia Vélez, gerente comercial de Smart Clarity, reconoce un aspecto que pocas personas ven: “Hacer de esta herramienta un elemento de transformación cultural. No se ve tan obvia, pero, seguro va a contribuir a la calidad de vida de las personas en las organizaciones y a combatir la rotación de personal”, sostiene, y agrega que lo mejor de estos sistemas de gestión es su perdurabilidad: “Tener una línea base estándar ayuda a mejorar la operación de las empresas”.
En tanto, Guillem Pastor, de Certhia, añade otra ventaja: “La certificación de una norma internacional de reconocido prestigio mejora la imagen de la empresa frente a clientes, proveedores y stakeholders”.
Fuente: Diario Financiero